Como ya dije en la anterior entrada os voy a contar cómo es mi nueva ubicación de estudios. Para poneros en antecedentes un pequeño resumen de lo que era hasta hace unos meses la Escuela Universitaria de Enfermería de la Comunidad de Madrid (para los amigos EUE CAM). También podéis leer entradas antiguas que hay más de una.
Básicamente era un módulo de obra abandonado que decidieron usar como escuela. Tenía 3 aulas grandes (la de 1º era considerablemente grande, no nos engañemos), unos cuantos seminarios y despachos, una biblioteca enana que se llenaba con que entraran 10 personas (y en la que creo que nunca, o casi nunca, se guardó silencio), un puesto de "secretaría" donde metíamos a Manuel, una zona de fotocopiadoras no muy bien delimitada donde teníamos a Loli y, en los "jardines de la escuela", teníamos una especie de habitación con dos microondas de la edad de piedra, una pila y una nevera, que era nuestro "comedor".
Bien, todos nos quejábamos, estaba viejo todo, se caía a cachos (en algunas partes de manera literal), en invierno la calefacción brillaba por su ausencia (esas clases con abrigo y bufanda... inolvidables), se inundaba cuando llovía a pesar de estar en alto, cada vez había más baños averiados y los ordenadores iban a pedales y estaban llenos de virus. Probablemente se me olvide algo porque han sido tantos los motivos de queja...
Bueno, contando con todo esto no podíamos ir más que a mejor... o eso es lo que creíamos. Después de todo, llevo el verano pensando que sería un poco irónico que al final echáramos de menos la escuela de Leganés, pero cada día que pasaba más pensaba en que somos como un chicle pegado al zapato de la Autónoma, estamos bien pegados, molestamos y ya se preocuparan de quitarnos de en medio con un palo...
Y así ha sido en parte, porque nuestro nuevo edificio no está del todo mal, tiene sus maquinas de bebidas frías y calientes, sus baños en orden y tenemos al lado la biblioteca de ciencias y la cafetería de la politécnica. Pero no todo es tan bonito como nos lo pintaba nuestra no-directora. Está en la otra punta del campus en relación a la renfe, estamos en un aula que podría ser un cuarto de la nuestra del año pasado (quizá hasta como un seminario de los nuestros), estamos en la "entreplanta" que es la manera fina de decir sótano desprovisto de ventanas. Para más inri no tenemos sillas y mesas individuales, sino que tenemos sillas con una minitabla para poder escribir y enganchadas de tres en tres, es decir que no sabes cómo ponerte para estar cómoda y si te mueves un poco tus otros dos compañeros también se moverán.
Por otro lado decir que tengo la sospecha de que quieren echarnos o matarnos, lo primero que ocurra. A esta conclusión he llegado por lo que nos están haciendo: tenernos semana y media dando clase en el salón de actos (sin mesas, ni tablas, ni nada parecido, tus piernas y da gracias) porque no había aire acondicionado ni ventilación en el edificio, lo que se traduce en falta de oxígeno comprobada (en esos dos primeros días de clase) y un calor equivalente a asar a más de 50 alumnos de enfermería, y además cuando ya nos arreglan el aire, se ponen a pintar con los consiguientes olores.
Sinceramente, no sé qué será lo próximo, cuando acaben de pintar ¿se pondrán a picar el suelo? ¿A hacer reforma general de los baños del sótano? En fin, ya veremos cómo sobrevivimos a este curso que ya de por sí es estresante y agobiante. No solo estás con el temblor de piernas gracias a esas clases de médico-quirúrgica alarmantes (que en parte mejor, pero en estos momentos... hostia), con esa cantidad de trabajos que no hace más que crecer y crecer (nosotros si ponemos un circo no nos crecerán los enanos, nos crecerán "recesiones críticas" de textos científicos y planificaciones comunitarias) y las luchas constantes, contra el reloj (a qué hora llego a casa, corre para no perder el tren...), contra el rectorado, contra la conserje borde...
Quizá seamos un poco exigentes o quisquillosos (o simplemente tocapelotas) pero el caso es que si nos echan de nuestro emplazamiento porque a ellos les da la gana, para no gastarse más dinero en mantener uno o dos años más esa caseta de obra, lo mínimo es mandarnos a un sitio en la misma situación o mejor, no a peor como han hecho. Lo que quiero decir es que puedo sobrevivir como he venido haciendo, sin un campus, sin una biblioteca grande, sin unos baños decentes... pero lo que no veo normal es que nos saquen de málaga para meternos en malagón, porque no tenemos la culpa de la falta de previsión de los jefes de la Autónoma, porque para cuando yo empecé mi diplomatura 4 cursos atrás ya se sabía que la instauración del grado tenía fecha y sabían que tenían que hacer un edificio para esa nueva carrera de la que se iban a hacer cargo por completo. Pero ese edificio sigue siendo una maldita utopía y se piensan que nos conformaremos y encima besaremos los pies de la vicerrectora por conseguirnos un lugar donde dar clase. !Y una mierda pa' ti maja! Vamos a tocar las narices hasta que os sangren, bonitos, para que de ahora en adelante no os penséis que somo unos borregos a los que podéis dirigir a vuestro antojo.
Y tras esta propaganda revolucionaria, me despido hasta más ver, porque ando un poco aturullada con viejunos, textos en inglés sobre financiación sanitaria, el libro de Kuhn... y lo que nos queda.
Sed felices
Bye
0 comentarios:
Publicar un comentario